Escrito por Leandro Hernández
“She is a Rainbow”
En 1968 se celebraría el primer concierto de proporciones descomunales, el ya conocido Woodstock, gratuito y en donde se reunía toda la movida rocanrrolera de esta década transicional de la historia del siglo pasado. Por reunión me refiero a que no solo la música estaba allí, sino a además una serie de manifestaciones artísticas que pasaban por la pintura, la poesía, el action paiting, body painting, y una experiencia a través de un viaje místico producido por las drogas como el LSD, todo un viaje; el viaje que habían empezado muchos jóvenes años atrás molestos de los convencionalismos impuestos, de la desazón política que evidenciaba la Guerra de Vietnam. En Europa aun había un mal sabor de boca entre estudiantes, intelectuales, maestros, que se oponían a las reformas del general De Gaulle y esto chocando constantemente es lo que desembocaría en Mayo del 68. Un nuevo ideal surgía, la esperanza se evidenciaba, los años sesentas estaban llegando a su cúspide con bombos y platillos, música, liberación sexual, experiencias psicodélicas, cerebros rostizados pero en su máximo esplendor; como lo diría Jean Pierre Leud en La mamá y la puta (1973) de Jean Eustache “Ahí está el borracho”, refiriéndose a Sartre.
Llegaría el año 69, Los Rolling Stones no habían tocado en Woodstock, entonces quisieron preparar un concierto a gran escala, de esta idea surgiría el concierto de Altamont, donde se reunirían miles de personas no solo para ver a Las Piedras Rodantes, sino para ver también bandas de la talla de Jefferson Airplane. Este concierto estaba incluido en la gira American Tour (1969). Allí estaban de nuevo, hombres y mujeres, niños y niñas dispuestos a ver la imagen de culto de Mick Jagger y Keith Richards, la marihuana y el LSD de nuevo al ataque, de preparar las mentes para un nuevo viaje, que no sugería mucho menos que Woodstock, hay que ver ese plano en el que dos hombres llevan a una mujer desnuda entre el publico, plano que podría generar polémicas por supuesto, como accionar machista, pero lo que creo es que este plano antes que nada sugiere ese momento en el que la sexualidad se tomó como algo tan natural y pasivo que no tendría nada de malo en que miles de personas contemplaran ese cuerpo desnudo, el cuerpo honesto, sin marcas de ningún tipo.
Al parecer este nuevo concierto de proporciones grandes sugería el renacer de un nuevo Woodstock, los sesentas aun seguían vigentes y al parecer iban a estar ahí por largo tiempo, la nueva década los recibiría de la misma forma, libertad, amor, la lucha de unos ideales, pero era todo lo contrario, el concierto de Altamont sería la muestra que la primavera Hippie estaba llegando a su final, como la canción de Hector Lavoe TODO TIENE SU FINAL, NADA DURA PARA SIEMPRE, es una lastima, pero tendría un final catastrófico, por lo menos hubiera tenido un final feliz, por todo lo que se vivió en esta década, por todo eso nuevo que surgió, esas experiencias que habían llegado con una fuerza, que se iban con la misma fuerza pero en un sentido controvertido, retorcido, traumático.
Gimme Shelter (1970) dirigido por los hermanos Maysles, es un recorrido por este concierto, en tres etapas diferentes, la primera cuando están preparando el concierto, la segunda cuando están en la sala de edición editando el documental y la tercera cuando ya están en el concierto. Cuando empieza el documental vamos viendo a los niños rebeldes de Londres, de nuevo divirtiéndose (“it´s only rock and roll”), haciendo mofa, riendo, jugando como siempre un juego provocador, Charlie Watts que llega con una mula a fotografiarse, imágenes que posteriormente se utilizarían en el LP recopilatorio de la gira “Get Yer Ya-Yas Out!”. Y las imágenes se van mezclando, las imágenes de la preparación del concierto con el concierto mismo, esto genera simplemente una ruptura en la concepción aristotélica de inicio, nudo y desenlace, sino que vamos viendo de los tres un poco, aunque sin final todavía, porque el final es simplemente la hecatombe, pero siempre estamos viendo la antesala de un momento que seguramente no seria tan bueno.
Para dicho concierto, tuvieron la pésima idea de contratar a los Hells Angels, para que se encargaran de la seguridad del concierto, un grupo con claras tendencias derechistas, este hecho sin duda era la primera ruptura con todo el discurso de amor y paz, y libertad, contratar a un grupo para que lidien con un grupo de personas que simplemente, por la naturaleza del concierto iban a estar en otros estados de consciencia, un grupo como los Hells Angels de California, no iban a estar dispuestos a “lidiar”, ellos irían con toda la fuerza del caso para controlar cualquier vicisitud, y por supuesto que así fue. En las primeras imágenes del documental, vemos que están en la sala de edición viendo el material en bruto del concierto de Altamont, ese desastroso concierto, y se escucha un voz en off de uno de los integrantes de los Hells Angels, que sentencia que si ellos utilizaron la violencia es porque venia la gente, drogada a “golpearles las motos”, por supuesto que lo de las motos era una excusa, era la forma perfecta para realizar sus actos represivos.
Pero el momento cumbre y trágico que queda en la cabeza del espectador y por supuesto de la historia, es ese momento en el que los Rolling Stones empiezan a tocar Under My Thumb y una cámara, cuyo objetivo estaba hacia el publico, logra captar el momento en el que un integrante de los Hells Angels, apuñala a un hombre de dieciocho años que respondía al nombre de Meredith Hunter, en este momento, la consciencia de luchar contra una guerra absurda, a partir de manifestaciones pacifistas, de colores, de viajes al interior del subconsciente, poco a poco se iba despidiendo, los años sesenta se iban y no precisamente por que así tenia que ser, no por pura forma cronológica.
Gimme Shelter da cuenta de un momento en la historia de los Roling Stones, y nos podríamos quedar en el mero hecho de lo violento, que es durante casi todo el documento, pero a la vez estamos frente al momento en que como lo dije antes, se despedía una década que hizo temblar al mundo, el tiempo siguió desenfrenado, irreparable, y así mismo los Stones, que siguen rodando, Sus Majestades Satánicas, que cumplen 50 años de carrera artística, y seguramente así como Gimme Shelter, muchos otros documentos dan cuenta de esto, los sesenta se despidieron de una forma violenta, para mi esta fue su despedida, pero a la vez viene acompañada de un pasado, que bien o mal marcaria la historia de la humanidad, de la música. Nos podemos acordar siempre que veamos este documento, de las puñaladas, de los golpes, de lo tenso del concierto de Altamont, pero a la vez deberíamos recordar todo el Tour American 69, Tina Turner, The Flying Burrito Brothers, y por supuesto de la imagen mítica, de Los Rolling Stones, de los que están y los que no, como Brian Jones, pero que dejaron esa huella imborrable y como diría su canción: “Don´t Stop”.
LARGA VIDA AL PODER DEL ROCK AND ROLL.