BELLÍSIMO PROBLEMA
Escrito por Leandro Hernandez C.
Yo veo “Vivir Rodando”, como una película esperanzadora, de perseverancia. Esta película dirigida por Tom Dicillo, es una muestra del ensueño, del delirio provocado por la propia realización de una película, pero no sabemos en que punto empieza la realidad y en que punto se termina, es más, no sabemos si la película en conjunto es un sueño, pero en todo caso un sueño que trae esperanza. Por la pantalla que nos presta La Redada, Playtime ya había mostrado una película con temática parecida, La Noche Americana (1976) dirigida por uno de esos cinéfilos enfermizos, Francoise Truffaut, esa manía, esa pasión, ese amor por querer realizar, y los problemas que no dejan de llegar, pero la cosa está en querer superarlos, en buscarle solución a lo aparentemente “insolucionable”, a lo que parece no tener escapatoria, pero los grandes artistas están ahí para hacer del propio problema una solución, o del problema una ventana para consolidar la obra.
Creo que Dicillo muestra su parte sensible y con toda honestidad, a ese cine que él mismo realiza, un cine independiente, pero como diría y escribirían en otro blog: “Independiente, libre y feroz”, pero estos adjetivos a su vez acarrean con una serie de problemas, y viene dado por otras características de tipo económico y distributivo, pero estas percepciones son un poco más personales, porque la película da cuenta de otras facetas, por ejemplo la humana, que a mi modo de ver, es la más importante en esta y en toda obra.
Lo que me interesa del cine son las personas, y siempre los medios nos muestran directores de cine aclamados, ovacionados, dando entrevistas en la sección de farándula, (claro también hay muy buenos programas con muy buenas entrevistas, que van mucho, muchísimo más allá de una pregunta como: “¿Está feliz con su nueva película?”), pero la mayoría de estos no muestran esa parte humana, nos muestran al personaje riendo en una premiere, pero claro, no muestran esa otra parte, todo por lo que se pasa mientras se realiza una película, todo ese sufrimiento, porque hacer cine no es una tarea fácil, es una tarea disciplinada y a la que se debe entregar todo su tiempo. Acá vuelvo a mencionar a Truffaut, porque en La Noche Americana, vemos un Truffaut que nos pone de cara con un sueño de infancia, del niño que por entre las rendijas de un teatro se roba unas fotografías de El Ciudadano Kane; en Vivir Rodando, a mi modo de ver es el propio sueño de Dicillo, es la necesidad de un realizador a no esperar los grandes estudios, o grandes efectos, sino que nos pone de frente de manera muy sencilla, pero muy aguda la verdadera cara del hacer, el cine es puro problema y esto lo vamos a ver a partir de todos esos momentos críticos por los que tiene que pasar todo el equipo de la realización tan solo para realizar una escena, entonces uno se podría imaginar el resto, la película en su totalidad, un total caos, aunque, Dicillo en un momento se pone en los zapatos y da una luz, cuando en aquella escena del enano que se revela contra el Nick Rave (Steve Buscemi), el director de la película y la madre que se ha escapado de un asilo toma el papel del enano, y le dice a su hijo:”Tu naciste para esto”, y con la escena terminada, la aventura sigue.
Con esta película Tom Dicillo está ahí para mostrarnos que la tarea del audiovisual no en nada fácil, que se corre con riesgos, riesgos grandes, desespero, ni siquiera el propio Nick Rave sabe por qué está ahí, o por lo menos no responde a la pregunta de “¿por qué escogió esto?”, pero la respuesta ha estado siempre latente, siempre frente a nosotros, la respuesta está en el propio acto, de seguir y seguir rodando, y esperar a que todo se compacte, cosa que nunca va a pasar, porque se puede sacar una buena escena, pero sigue la siguiente y es otro problema, con pesares nuevos, pero así mismo con satisfacciones nuevas. Al final, cuando por fin sale el resultado, vemos una obra viva, que empezó como idea en la cabeza y luego, como una bola de nieve que va bajando por la colina, empieza a crecer. La bola se desintegra, la película no, bueno en la mayoría de los casos (o en la minoría) no sé, en todo caso cada película que podemos ver, sabemos que no se desintegró, sino que por el contrario creció y creció, al punto que luego de visionada, luego de exhibida la película queda en la memoria, esta sigue creciendo, y no puedo evitar, digamos, cada vez que me embarco en un proyecto nuevo, tener como referente alguno de esos proyectos terminados y que no lo puedo sacar de la mente, como me pasa constantemente con Cassavetes, y aunque sé que hacer cine responde a tener una cantidad de problemas, que me pueden llevar a la muerte produciéndome un infarto, sé que lo que quiero es ¡VIVIR RODANDO!